La seguridad aérea es de interés público y afecta a toda la sociedad (Javier Aguado del Moral)


In times of universal deceit, telling the truth becomes a revolutionary act (George Orwell)


Cuando el sabio señala la luna, el necio se queda mirando el dedo (Confucio)

miércoles, 2 de noviembre de 2011

LA JUSTICIA ALEMANA DECRETA EL CIERRE NOCTURNO DEL AEROPUERTO DE FRANKFURT



Después de una larga batalla judicial, el Tribunal Administrativo Regional de Hesse ha prohibido los vuelos nocturnos, entre 23:00 y 5:00 horas, en el Aeropuerto de Frankfurt, con efecto desde el pasado 21 de octubre.

Se trata de un triunfo de las asociaciones vecinales después de años de batallas en la calles y en los juzgados, que consideran la limitación de los vuelos muy beneficiosa para la salud y bienestar de los vecinos afectados por el ruido nocturno.

Por el contrario, desde la compañía aérea Lufthansa, y más concretamente desde la filial Lufthansa Cargo que opera 41 vuelos nocturnos, consideran el fallo judicial un duro golpe al transporte aéreo de mercancías y que causará un daño económico considerable.

El fallo judicial dejará sin efecto la limitación a 17 operaciones que el aeropuerto había decretado con el fin de apaciguar las protestas vecinales. Al final ha sido un juez el que ha acabado con el ruido atronador que impedía el descanso nocturno y violaba el derecho a la intimidad.

Sin citar cifras concretas, el operador prevé un perjuicio económico significativo. Como anticipo de las dificultades por venir, Lufthansa cedió un 2,25% en la Bolsa de Valores de Frankfurt poco después del anuncio de la sentencia. Está visto que los mercados van por un sitio y la sociedad progresa por otro.

El Director del Aeropuerto, como no podía ser de otra forma, critica esta sentencia por el perjuicio económico que a su entender provocará esta limitación operativa y la reorganización de conexiones con el resto del mundo.

Lamentablemente no se trata de una sentencia firme y así la empresa Lufthansa Cargo ha recurrido al Tribunal Administrativo Federal, con sede en Leipzig, que será quien dicte la sentencia definitiva sobre la prohibición. El fallo se espera para finales de 2011 o principios de 2012.

Mientras tanto los vecinos de Frankfurt duermen tranquilos pero con medio ojo abierto y puesto sobre los jueces del tribunal federal. Esperan que se imponga la cordura y el sentido común sobre los intereses económicos que en esta ocasión van en contra de los propios ciudadanos.

Frankfurt, como en su día Londres-Heathrow, muestra la senda a seguir a las asociaciones vecinales de los entornos de los aeropuertos españoles afectados por el ruido nocturno, en especial de Madrid-Barajas. Deben entender de una vez que la única vía para acabar con el ruido nocturno está en los tribunales, no en la buena voluntad de los gestores y responsables políticos. Ni el Ministerio de Fomento a través de la Dirección General de Aviación Civil, ni el gestor aeroportuario, AENA, ni los ayuntamientos, más ocupados y preocupados por el más que dudoso beneficio que les dejan los vuelos nocturnos, ni las compañías aéreas, serán quienes afronten este problema de salud pública y permitan el descanso nocturno a los vecinos afectados: Será la unión de las asociaciones vecinales y las demandas que interpongan ante los tribunales las que lo consigan.

Cerrar Barajas por la noche es una demanda de justicia social con pleno sentido económico, por el despilfarro que ocasiona mantener una infraestructura de este tamaño para unas cuantas operaciones, y que además serviría para dinamizar y dar sentido a otros aeropuertos (como el de Ciudad Real) que en estos momento sólo se mantienen a base de subvenciones públicas y nada más.

Desde Las mentiras de Barajas animamos y emplazamos a ANAITA (la Asociación Nacional de Afectados por el Impacto del Tráfico Aéreo) a que inicie las acciones judiciales pertinentes para conseguir el cierre nocturno de Barajas.

jueves, 27 de octubre de 2011

LAS CASUALIDADES NO EXISTEN: SÓLO UN 10% DE LOS HELIPUERTOS ESTÁ REGULADO



Dedicamos este artículo al descontrol que hay en España, y del cual es responsable la Agencia Estatal de Seguridad Aérea, en la autorización, regulación e inspección de los helipuertos. Desde Las mentiras de Barajas no podemos ni queremos permanecer ajenos al drama, que aqueja a este sector aeronáutico, de los últimos accidentes de helicópteros y que se han cobrado numerosas vidas.

Desde el sillón del ciudadano espectador, aparentemente, se trata de la misma desidia y disimulado desinterés por la inseguridad en la operación en el Aeropuerto de Madrid-Barajas. Si bien éste se trata de un desinterés interesado y bien remunerado, lo concerniente a los helipuertos es un caso de flagrante desidia y descontrol, al que además contribuye el reparto, no asumido en la conciencia, de las competencias entre las comunidades autónomas y el gobierno central.

Adjuntamos el artículo publicado en el suplemento dominical Mercados de El Mundo del pasado 9 de octubre de 2011, sobre el que realizamos unos comentarios.


El título Sólo un 10% de los helipuertos está regulado es para echarse a temblar. La pregunta inmediata es ¿qué sucede entonces con los helicópteros que utilizan estos helipuertos? Más si apuntamos el siguiente dato que cierra este artículo:

En lo que va de año se han registrado ya 10 accidentes de helicóptero en España, con 18 muertos. En total, 68 en la última década. Lo grave es que las helisuperficies continúan proliferando sin control.

Los helicópteros son muy útiles para varios menesteres en alguno de los cuales cualquiera podemos vernos implicados como actores o espectadores: control de tráfico, vigilancia y extinción de incendios, transporte sanitario, tareas policiales, etc. De hecho es común verlos sobrevolando poblaciones, vías de comunicación, campos y montañas.

Comienza el artículo así:

¿Qué es un helipuerto? La normativa internacional lo define como un “aeródromo o área sobre una estructura destinada a ser utilizada, total o parcialmente, para la llegada, salida o el movimiento en superficie de los helicópteros” Es más, establece una serie de especificaciones a cumplir en su construcción. Desde un área de seguridad de entre tres a 45 y 60 metros, en función de las condiciones meteorológicas de vuelo, a una zona libre de obstáculos, pasando por calles de rodaje, plataformas o áreas de aproximación. Sin duda, un manual de helipuertos bien hechos, que en España pasa desapercibido.

Las cifras lo confirman por sí solas. Sólo el 10% de los helipuertos de superficie que existen en territorio español están autorizados por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea. Dicho de otra manera, de los 460 aeródromos destinados a operaciones con helicópteros, apenas 46 están regulados. Y lo que es peor, sólo éstos constan en el registro de helipuertos conocidos por la autoridad aeronáutica. Del resto nadie sabe nada, sólo las coordenadas de su ubicación. Pero se desconoce si cumplen la normativa internacional o si están adaptados para operaciones con seguridad. Nadie se interesó por visitar cada uno de ellos e inspeccionarlos. Y lo que es más grave es que la agencia de seguridad sólo tiene abiertos cinco expedientes a superficies que funcionan como helipuertos, según confirmó a este diario la directora general de este organismo, Isabel Maestre.


Es el comienzo de un relato de terror aeronáutico. Otra vez, la AESA haciendo dejación de sus funciones inspectoras. Mientras los dos inspectores del estado de que dispone están apartados de sus funciones, uno de ellos es Javier “Eliot Ness” Aguado del Moral, dudamos que los así llamados “Técnicos Expertos” de Senasa se dediquen a estos menesteres, que es lo que se puede deducir del número de expedientes incoados. Ni siquiera el trágico año que llevamos ha desperezado el interés o curiosidad de la directora general de la AESA y su ejército de Pancho Villa.

La citada normativa está asumida por la administración española en virtud de los acuerdos internacionales firmados por España y está recogida en el Reglamento de Circulación Aérea; pero los hechos son tozudos y no se va más allá del papel.

Continúa el artículo:

La Constitución Española permite derivar las competencias en materia de helipuertos a las comunidades autónomas, pero hasta la fecha sólo cinco asumieron su responsabilidad. Se trata de Cataluña, Comunidad de Madrid, Navarra, Comunidad Valenciana y Aragón. El resto está bajo la tutela de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea, dependiente del Ministerio de Fomento, que actúa de forma subsidiaria.


La situación es variada: La única comunidad autónoma que tiene sus tres helipuertos autorizados y supervisados por la autoridad aeronáutica es el País Vasco, Cataluña tiene regulados 27 de un total de 62, Madrid sólo 4 de los 72 de que dispone, Castilla-La Mancha uno de sus 115 helisuperficies. Castilla y León, Aragón, Ceuta, Extremadura, Cantabria, La Rioja, Murcia y Navarra son las comunidades sin ningún helipuerto regulado.

Cuando confluyen la AESA con el descontrol autonómico todo es posible, especialmente lo peor de lo peor, y éste es un ejemplo trágico.

La proliferación descontrolada de este tipo de aeródromos, sin ningún tipo de supervisión por parte del Gobierno, y las reiteradas denuncias de particulares y colectivos, obligó a la agencia española –creada hace apenas tres años- a acelerar los trámites para iniciar la regulación de helipuertos autonómicos. De hecho, el pasado 19 de agosto se aprobó un Real Decreto por el que se modificó la norma que hasta la fecha regulaba las directrices técnicas de diseño y operación de helipuertos y aeródromos autonómicos.



Hace apenas tres semanas, y en poco menos de 24 horas, dos helicópteros se estrellaron en Andalucía, causando la muerte a tres personas e hiriendo a otras tres. La semana pasada, dos aeronaves de servicio de extinción de incendios colisionaron en Albacete. Un piloto murió.

En los últimos 10 años, la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (CIAIAC) registró 81 informes relacionados con helicópteros. Una media de casi 8 incidentes (accidentes) al año. El 68% se produjo en operaciones de trabajos aéreos, y casi la mitad de estos correspondieron a helicópteros dedicados a la extinción de incendios. En total, 49 fallecidos y 205 heridos.

En lo que va de año se han registrado ya 10 accidentes de helicóptero en España, con 18 muertos. En total, 68 en la última década. Lo grave es que las helisuperficies continúan proliferando sin control.


Los hechos apuntan a que no sólo son los helipuertos lo que están fuera de control. Y de las aeronaves, los helicópteros, ¿alguien sabe algo aparte de las cifras ofrecidas en este artículo?

Lo dicho, las casualidades no existen, y el desastre del Aeropuerto de Madrid-Barajas no es casualidad, sino el grueso del iceberg de corruptelas que habitan en la Aviación Civil española y que de vez en cuando asoma en la superficie del mar de la indiferencia y la connivencia en forma de accidentes o incidentes, ya sea con alas o hélices.

jueves, 20 de octubre de 2011

LECCIONES DESDE TORONTO (CANADÁ)

El día 2 de agosto de 2005, un Airbus A340-300 de Air France que realizaba el vuelo entre el Aeropuerto de París-Charles de Gaulle y el Aeropuerto internacional Pearson de Toronto tomó tierra durante una violenta tormenta, se salió de la pista a unos 300 metros del final de ésta y terminó sobre el terraplén del cauce del riachuelo Etobicoke

A pesar del incendio que se declaró y del intenso humo, los 309 ocupantes, entre pasajeros y tripulación, fueron evacuados y sólo hubo 12 heridos de diversa consideración.



El avión se detuvo sobre las zonas de seguridad que hay a final de pista. No obstante, entre las recomendaciones del informe oficial aconsejaban ampliar la Runway End Safety Area (RESA) a 300 metros o alguna medida que asegure un nivel de seguridad equivalente. En la figura siguiente se han señalado la OFA (Object Free Area) que comienza exactamente al final de la pista, la RPZ (Runway Protection Zone) que comienza 60 metros después del final de la pista y la OFA-Extended que comienza a continuación de la OFA



En SKYbrary están disponibles los datos del accidente, el resultado de la investigación y las recomendaciones de seguridad (safety).

Un accidente de estas características en el Aeropuerto de Madrid-Barajas podría tener consecuencias catastróficas y ser mucho más grave que el accidente del Aeropuerto de Mangalore (India), donde fallecieron 158 personas de los 166 ocupantes y por supuesto que el accidente del Aeropuerto Pearson de Toronto, donde sólo hubo 12 heridos de 309 ocupantes.

En el Aeropuerto de Madrid-Barajas la mitad de las pistas, las 36L, 36R, 15L y 15R no disponen de RPZ (Runway Protection Zone) porque no son consideradas pistas de aterrizaje. Fue una de las razones por las que el vuelo JK5022 se rompió en mil pedazos al caerse por el barranco del Arroyo de la Vega en lugar de posarse sobre el suelo y detenerse en la zona de seguridad. Y en la otra mitad, las consideradas de aterrizaje, las 33L, 33L, 18l y 18R las zonas de seguridad son invadidas por las aeronaves estacionadas que aguardan haciendo cola para el despegue por las pistas 36R y 36L en configuración Norte y la 15R y 15L en configuración Sur, con el consiguiente riesgo de colisión (véase Riesgo 6).

Dicho riesgo lo contemplan y desprecian los informes de la Dirección General de Aviación Civil (DGAC) al interpretar que no es necesario aplicar la Normativa del FAA, que considera que es escasa la incidencia en las estadísticas barajadas y que además la posible colisión se podría evitar ya que las aeronaves podrían desplazarse para evitar el impacto.



¿Es acaso viable que en los escasos segundos en los que puede producirse un fallo en el aterrizaje de una aeronave puedan dejar libre toda la Zona de Protección de Pistas (RPZ) que es invadida permanentemente por naves esperando y haciendo cola para despegar? Esta situación de riesgo empeora gravemente al haber ubicado en estas RPZ (que deberían permanecer libres del más mínimo objeto que no sea frangible tal y como establece la FAA) las Plataformas de Deshielo de Aeronaves y sus respectivas maquinarias, tal y como puede comprobar en el actual Plano de Rodadura. De hecho la RPZ situada en el primer tercio de la pista 33 L no es visible desde la Torre de Control.


De hecho en el Plan Director del Aeropuerto de Madrid-Barajas se alerta de estos riesgos y que otras medidas adicionales, como la instalación de EMAS en los finales de pista, no deben sustituir en ningún caso a las zonas libres de obstáculos:




En cualquier caso, debe resaltarse que los sistemas EMAS no pretenden sustituir a las zonas libres de obstáculos dictadas por los distintos organismos y no afectan a sus dimensiones oficiales, aunque está claro que disminuyen el riesgo de accidente en las extensiones recomendadas de dichas áreas.

Con buen criterio en el Plan Director del Aeropuerto de Madrid-Barajas se recomienda su instalación, pero resulta contradictorio que se aconseje:

… que se sitúen las nuevas pistas (15L y 36R) de modo que la prolongación del eje de cualquiera de ellas no corte al eje de la otra, produciéndose un incremento del riesgo de accidente con colisión por aterrizaje largo.

Pedimos a los pilotos que operan en el Aeropuerto de Madrid-Barajas lean y relean este párrafo y que sean conscientes de la responsabilidad que tienen cada vez que despegan o toman tierra.

Desde Las mentiras de Barajas señalamos a los que diseñaron este aeropuerto como responsables de los riesgos que tiene operar en él, pero una vez conocen los riesgos, son corresponsables los controladores que lo permiten, los pilotos que se ponen al mando de los aviones y los inspectores que no se han enfrentado a la AESA, la DGAC y AENA por esta situación. Cierto es que a título individual poco se puede hacer, y ahí están los ejemplos de Javier “Eliot Ness” Aguado del Moral y Michel Gordillo, pero sí que pueden plantar cara las asociaciones, colegios y sindicatos varios, y negarse a operar en el inseguro Aeropuerto de Madrid-Barajas.

De ejemplar y valiente calificamos la actitud de un vecino de Madrid (cuya identidad mantenemos en el anonimato) por denunciar estos hechos a las máximas instancias del Ministerio de Fomento. Mostramos el intercambio de cartas entre este vecino y el entonces Secretario de Estado de Transportes, Fernando Palao Taboada, entre las que se encuentra una remitida tras el accidente de Toronto.





En ésta última este ciudadano alerta de los riesgos que entraña la operación en Barajas y lo sencillo que resultaría implantar una solución que de un plumazo eliminaría todos los riesgos y multiplicaría la capacidad del aeródromo.