Tenemos que volver a lamentar otro accidente aéreo, esta vez en Irán, con el trágico resultado de 169 personas fallecidas (153 pasajeros y 16 miembros de la tripulación), todas las que viajaban a bordo.
El aparato siniestrado era un Tupolev 154 de fabricación rusa de la compañía iraní Caspian que cubría el trayecto entre la capital iraní, Teherán, y la localidad armenia de Yerevan. El accidente tuvo lugar a las 7.03 GMT (11.33 locales y 9:03 hora española), unos 16 minutos después de despegar del aeropuerto Jomeini de Teherán, a unos 150 kilómetros al norte de la capital, cerca de la aldea de Janat-Abad en la provincia de Qazvin.
Las imágenes de la televisión muestran un enorme cráter, de 10 metros de profundidad, que el avión ha causado al caer sobre una zona agraria, con multitud de pedazos del fuselaje humeantes esparcidos en un área de 200 metros cuadrados. Un funcionario de la provincia de Qazvin ha declarado a la agencia Fars que el aparato había sufrido problemas técnicos y que el piloto intentó hacer un aterrizaje de emergencia.
Se trata del cuarto accidente grave de avión desde que el pasado 20 de mayo un avión militar indonesio se estrellara en la isla de Java, causando la muerte de 97 personas. El 1 de junio, el vuelo 447 de Air France entre Río de Janeiro y París, cayó al Atlántico y murieron 228 personas. El 30 de junio, un Airbus 310 de la compañía Yemenia cayó en el Océano Índico. Sólo uno de los 153 viajeros a bordo sobrevivió.
Irán ha experimentado varios desastres aéreos en los últimos 10 años. Su flota aérea y militar se halla en un estado crítico debido a su vejez y a la falta de mantenimiento, consecuencia de las sanciones impuestas por los EEUU en la década de 1980 después de la revolución islámica.
La Comisión Europea ha actualizado su lista negra de aerolíneas que tienen prohibido volar en espacio comunitario por no cumplir los requisitos mínimos de seguridad, aunque en ella siguen sin incluirse a compañías como Yemenia Airlines, a la vez que ha propuesto crear una lista mundial. Alrededor de 200 aerolíneas procedentes de una veintena de países, en su mayoría africanos, figuran en la lista negra de compañías a las que no les está permitido operar en la UE.
Desde Las mentiras de Barajas reiteramos la propuesta de crear una lista negra mundial de aeropuertos inseguros, en la que el Aeropuerto de Madrid-Barajas ocuparía el primer lugar por los riesgos que entraña la operación para la seguridad los centenares de miles de pasajeros, de los millones de residentes que viven y las propiedades ubicadas en el área de riesgo.
De esta forma AENA y la Dirección General de Aviación Civil recibirían el empujoncito que parece les falta para implantar operaciones seguras en Barajas y eliminar todas las situaciones de riesgo cierto que existen.
viernes, 17 de julio de 2009
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