La seguridad aérea es de interés público y afecta a toda la sociedad (Javier Aguado del Moral)


In times of universal deceit, telling the truth becomes a revolutionary act (George Orwell)


Cuando el sabio señala la luna, el necio se queda mirando el dedo (Confucio)

sábado, 20 de agosto de 2011

TERCER ANIVERSARIO DEL ACCIDENTE DEL VUELO JK5022 EN EL AEROPUERTO DE MADRID-BARAJAS

Ante todo y ante todos nuestra solidaridad, apoyo y recuerdo con las víctimas del accidente del vuelo JK5022, sus familiares y amigos.

Todos los días son 20 de agosto de 2008, para las víctimas, sus familiares y amigos. Para los usuarios, trabajadores y vecinos del área de influencia del Aeropuerto de Madrid-Barajas, cualquier día podría ser, otra vez, 20 de agosto de 2008, porque tres años y un informe definitivo de la CIAIAC después todo permanece igual.

Lo triste, lamentable y terrorífico es que hoy, tres años después, si un avión tuviera los mismos problemas técnicos que el vuelo JK5022, volvería a no remontar el vuelo por ese viento de cola que la mayoría de las veces empuja a los aviones en su despegue, el avión caería al suelo y se despeñaría por el barranco y el arroyo que despiden a los que despegan por la pista 36L. Tres años después decenas, centenares o miles de vidas se romperían por la insidia y desidia de AENA, la Dirección General de Aviación Civil (DGAC) y la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA).

Señor Ministro de Fomento, ¿se refería usted a esto cuando afirmó que Barajas no es seguro?


Algo tan humano como la negación de la evidencia, lo incómodo que resulta la consciencia de convivir con el riesgo y en consecuencia despreciarlo, como si el desprecio de su existencia fuera la solución, nos impide ver que a día de hoy el gestor aeroportuario, la todavía empresa pública AENA, está jugando con la vida de millones de personas, con la aquiescencia y complicidad, en el estricto sentido criminal de la palabra, de la Dirección General de Aviación Civil (DGAC) y la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA).

Reproducimos las palabras escritas hace un año y cuya vigencia permanece:

Si esta comisión (la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil, CIAIAC) tiene como fin último la prevención de futuros accidentes e incidentes, podemos aseverar que ha fallado en su cometido, porque, dos años después, en los resultados de su investigación, suponiendo que merece tal nombre, no ha presentado unas conclusiones y unas recomendaciones convincentes en materia de seguridad y a día de hoy un incidente de las mismas características tendría las mismas consecuencias: un avión que no podría remontar el vuelo y un final trágico en el fondo de un barranco abrupto. Y esto es motivo de escarnio y dolor para muchos.

Y no hablamos de las culpas y responsabilidades que ya las determinarán los jueces, aunque la realidad es que los responsables y culpables siguen en libertad y ocupando los mismos cargos, en la Dirección General de Aviación Civil, en la AESA, en AENA, o en despachos lejanos. Y esto es motivo de escarnio y dolor para muchos.

Tres años después, 154 familias rotas y millones de españoles nos preguntamos las razones de una tragedia que pudo evitarse, porque la red salvadora que en Lanzarote evitó el mismo accidente no estaba puesta en Barajas. Esa red, la seguridad en la operación en el Aeropuerto Internacional de Madrid-Barajas, yace bajo los 7.000 millones que nos costó a todos los españoles la indecente obra de ampliación. Y esto es motivo de escarnio y dolor para muchos.

Tres años después, todo sigue igual para que la tragedia se repita multiplicada por mil.

Tres años después estas preguntas siguen sin contestación por parte de la CIAIAC, la DGAC, la AESA o AENA; y es así porque sus responsables son parte de la respuesta.


¿Por qué en el Aeropuerto de Madrid-Barajas se obliga a los aviones a despegar con el viento de cola independientemente de su intensidad y la configuración operativa?


¿Por qué al final de las pistas de despegue se han eliminado las zonas de protección de fin de pista, y en el caso de la 36L hay un barranco y un arroyo?


¿Por qué la DGAC y la AESA se han cargado el cuerpo de inspectores del Estado con una persecución al más puro estilo de purga estalinista y en su lugar realizan las inspecciones “Técnicos Expertos” de la empresa SENASA, que siguen cobrando de las mismas compañías a las que inspeccionan, sin habilitación, sin formación, sin capacidad, sin autoridad y sin potestad para ello?