El avión, un Boeing 737 vuelo AA331 de la compañía American Airlines, inició el viaje en el aeropuerto Ronald Reagan de Washington, después de hacer escala se dirigió hacia la capital de Jamaica, Kingston, a la que llegó a última hora del martes 22 de diciembre (madrugada del 23 en España). En el accidente resultaron heridas 90 personas.
El aparato atravesó la valla de final de pista y prosiguió su marcha hasta quedarse parado sobre unas dunas cubiertas por el césped a pocos metros del mar. En el momento del impacto, la aeronave golpeó un terraplén, entonces el tren de aterrizaje y los motores se separaron del avión, como están diseñados para hacerlo, parte del fuselaje se partió y la punta del ala izquierda también se desprendió del avión.
Las causas exactas del accidente están siendo investigadas, pero las autoridades señalaron que la fuerte lluvia pudo ser un factor importante del accidente. Las lluvias fuertes pueden reducir la visibilidad y hacer más difícil la frenada a un avión.
Si este accidente hubiera sucedido en el Aeropuerto de Madrid-Barajas, ¿qué habría pasado?
Recordamos que los aterrizajes largos por las pistas 33 R y 33 L en configuración Norte y los de la 18 R y 18 L en configuración Sur, tienen riesgo de colisión con las aeronaves estacionadas que aguardan haciendo cola para el despegue por las pistas 36 R y 36 L en configuración Norte y los de la 15 R y 15 L en configuración Sur.
Dicho riesgo también ha sido contemplado en informes de la Dirección General de Aviación Civil e igualmente despreciado por ésta, además de interpretar que no es necesario aplicar la Normativa del FAA, considera que es escasa la incidencia en las estadísticas barajadas y que además la posible colisión se podría evitar en todo caso pues las aeronaves podrían desplazarse para evitar el impacto.
El informe fue elaborado en junio de 2005 por José Manuel "Bacterio" Hesse Martín, entonces Director del Plan Barajas y ahora Director de Medio Ambiente de AENA, y Ramón de Bustos Pérez de Salcedo, Director de Infraestructuras de AENA.
¡Vaya máquinas estos de AENA! Es decir, que el avión declara un aterrizaje de emergencia o declara que frustra o que se va a salir de la pista, o no, simplemente sucede; entonces control avisa a los aviones que están estacionados (recordamos, no permanentemente), y los 5, 10 ó 15 aviones que haya se retiran a tiempo y el que viene los sortea. Desde luego, si AENA ha llevado a cabo simulaciones de este supuesto nos gustaría verlas.
¿Es acaso viable que en los escasos segundos en los que puede producirse un fallo en el aterrizaje de una aeronave sea posible dejar libre toda la Zona de Protección de Pistas (RPZ) que actualmente está invadida permanentemente por naves esperando y haciendo cola para despegar? Esta situación de riesgo se empeora gravemente al haber ubicado en estas RPZ (que deberían permanecer libres del más mínimo objeto que no sea frangible tal y como establece la FAA) las Plataformas de Deshielo de Aeronaves y sus respectivas maquinarias, tal y como puede comprobar en el actual Plano de Rodadura. De hecho la RPZ situada en el primer tercio de la pista 33 L no es visible desde la Torre de Control.
Es evidente que este mismo accidente en Barajas resultaría en una catástrofe de miles de muertos, todos los que en ese momento se encontrasen dentro del interior de los 5, 10 ó 15 aeronaves que se encuentran estacionadas haciendo cola para despegar dentro de la Zona de Protección de Pistas (RPZ).
Veamos un ejemplo de lo que sucede cuando un avión se sale de la pista:
Pone los pelos de punta ¿no?
Ya saben el riesgo en el que se encuentran mientras esperan que el avión despegue en el Aeropuerto de Madrid-Barajas.
¿Cómo mirarán a estos señores a partir de ahora, a la tropa de AENA?
El director del Aeropuerto de Madrid-Barajas: Miguel Ángel "Filemón" Oleaga Zufiría
El director adjunto del Aeropuerto de Madrid-Barajas: José "Mortadelo" Sanz Dodero