Los políticos, presionados por unas compañías que buscan el beneficio a costa de lo que sea y por otros intereses espurios, han visto, con indeseable frecuencia, a los colectivos del mundo aeronáutico como enemigos, y los han mostrado ante la sociedad como contrarios al interés general, como enemigos de la sociedad española.
Poco a poco, como fases de un plan estratégico cuyo el objetivo es desmantelar la aviación civil española, en el que la seguridad debiera ser el único credo, han llevado a cabo las acciones diseñadas:
- Desmantelar el servicio de inspección aeronáutica prohibiendo a los inspectores del Estado realizar su función y subcontratando los servicios de pilotos prejubilados que cobran de las compañías a las que inspeccionan.
- Restringir los derechos laborales de los pilotos de líneas aéreas y permitir a las compañías aéreas contratar pilotos en condiciones laborales que ponen en riesgo la seguridad de los vuelos.
- Enarbolar el argumento de abaratar unos eurillos los viajes en avión para crear el conflicto laboral más importante de los últimos años con un colectivo, los controladores, fundamental para el funcionamiento de las comunicaciones en una sociedad moderna.
Primero fueron los inspectores, luego los pilotos, y les llegó el turno a los controladores. ¿Quiénes serán los próximos, hasta que no haya un próximo? Porque la voracidad empresarial es infinita, como lo es la indolencia, la ignorancia, la incapacidad y la incompetencia de los dirigentes.
Todo esto no habría sido posible sin la connivencia de los responsables políticos de todos los partidos, sin excepción, que han permitido, por pensamiento, acción u omisión que este plan se llevase a cabo.
Todo esto tampoco habría sido posible sin el silencio cómplice e interesado y la nula visión estratégica de unos medios de comunicación que, salvo honrosas excepciones, se han dedicado a defender la mano que les da de comer y sus intereses ideológicos en función de la dirección en la que soplaba el viento de la Moncloa.
Todo esto no habría sido posible sin la creación de un entramado de empresas semipúblicas que, poco a poco, han ido asumiendo las funciones que antes realizaban la administración pública y los empleados públicos. Todos conocemos a SENASA, INECO, etc. Empresas que no están sujetas a las escalas salariales de la función pública y en las que la creación de puestos de trabajo se lleva a cabo con "criterios empresariales" y no de servicio público y cuya administración, por supuesto, no está sujeta a los rigores de la intervención del estado.
Todos conocemos la campaña de acoso que lleva sufriendo Javier "Eliot Ness" Aguado del Moral, Inspector Estado de vuelo, de operaciones de tráfico aéreo y de tripulaciones, por parte de sus superiores, entonces de la Dirección General de Aviación Civil, y ahora de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea.
¿Tenían conocimiento de esta carta? En la que la compañía aérea Iberia le solicita expresamente al Director General de Aviación Civil que le prohiban realizar inspecciones.
Espeluznante, ¿no? Al final la espada que todo lo corta, el BOE, hizo el trabajo: impedir a los inspectores del estado realizar su función.
Todos conocemos cómo el colectivo de pilotos fue acosado en su momento, y no creemos que sea noticia para nadie las condiciones en las que actualmente son contratados, y especialmente por determinadas compañías de bajo coste.
Y ahora le toca a los controladores. Situaciones como la de Barajas el pasado 7 de febrero o lo sucedido en Gerona los días del temporal de nieve que ponen en riesgo la seguridad aérea, son síntomas de un ataque visceral y viral. Y AENA lo tiene claro: la responsabilidad de la operación es de los controladores y como suceda algo suya será la culpa.
AENA lo tiene claro: la seguridad operativa es responsabilidad de los controladores.
No vamos a valorar las condiciones laborales de los controladores, que son las de un convenio que firmaron en su momento con AENA. Pero poner en tela de juicio la profesionalidad de este colectivo enfrentándolo con la sociedad es indigno e irresponsable. Jugar con la seguridad aérea es irresponsable y debe definirse como terrorismo aeronáutico; como lo es la peligrosa operación que diseñaron e implantaron en el Aeropuerto de Madrid-Barajas AENA y Aviación civil.
Y los controladores se defienden como pueden. Éste es el modelo de denuncia del nombramiento de servicios exprés por Aena, publicada en Aviación digital.
Menos mal que hay quien lo tiene claro, el Presidente del Gobierno de los EEUU, Barack Obama. "So I know how much the nation relies on you. Today I want to tell you why you can rely on me", sobre los derechos laborales de un colectivo crítico para la economía del país.
¿Y cuál es la última? Pues que AENA, según informa Aviación Digital, había programado el mantenimiento y calibración del VOR de Barajas (conocido como VOR BRA) que sirve de apoyo para las rutas estándares instrumentales de salida del Aeropuerto de Barajas, así como para las maniobras de aproximación frustrada, para así culpar una vez más de huelga encubierta a los controladores si había retrasos o lo que es peor, de lo que pudiera suceder como un grave accidente.
Esta incidencia, ha llevado a los profesionales del ente público a diseñar alrededor de 50 maniobras de procedimientos de salida y de aproximación frustrada que aún no han sido difundidas a las compañías aéreas ni puestas a disposición de los controladores de Barajas ni del TMA de Madrid.
Lo dicho, controlador de Barajas ¡rebélate contra AENA!