Un avión de carga MD-11 de la empresa estadounidense de paquetería FedEx procedente de Cantón (China) se estrelló sobre las 6.50 hora local (21.50 GMT del domingo 22 de marzo) mientras aterrizaba por la pista A, la más grande del aeropuerto japonés de Narita, situado a 65 kilómetros al este de Tokio. En el suceso fallecieron los únicos ocupantes del aparato, el piloto y el copiloto. El impacto provocó un gran fuego en la pista que fue inmediatamente cerrada al tráfico. Aunque se desconoce la causa del siniestro, se apunta al fuerte viento que había en la zona en el momento del aterrizaje, que llegó a alcanzar los 72 kilómetros por hora. El accidente será investigado por el Comité de Accidentes Aéreos de Ministerio de Transporte de Japón. Un observatorio meteorológico cercano al aeropuerto avisó a las aerolíneas de la posibilidad de fuertes ráfagas de viento. El observatorio local se puso en contacto con las compañías aéreas y otras empresas del sector para avisarles de fuertes ráfagas de viento cortante que cambiaban rápidamente de dirección y velocidad desde la noche del domingo. Al aterrizar, el avión se posó sobre sus ruedas traseras, dio con el morro en la pista y se tumbó sobre el lado izquierdo antes de estrellarse e incendiarse, según se aprecia en las imágenes captadas por la cadena pública de televisión NHK. En otro vídeo se muestra al avión casi completamente calcinado mientras los Bomberos trataban de sofocar las llamas. Imágenes del accidente se pueden ver en el Vídeo 1 del accidente y en el Vídeo 2 del accidente.)
Narita es el principal aeropuerto de la capital japonesa. Se encarga del tráfico internacional de Tokio y actúa también como centro de conexión para Japan Airlines, All Nippon Airways, Northwest Airlines y United Airlines. En el siguiente enlace se pueden consultar los Datos técnicos del accidente.
Desde Las mentiras de Barajas nos hacemos la pregunta ¿puede suceder esto en Barajas sabiendo que se obliga a operar a los aviones con viento de cola cuando el viento sopla de los dos sectores circulares de la rosa comprendidos, en rumbo geográfico, entre los 232º a 270º, para despegues, y de los 52º a los 90º, para aterrizajes? Sabiendo además que los aviones que aterrizan por las pistas sólo para aterrizajes 18R, 18L, 33R y 33L, ideadas por los ¿ingenieros? de la Dirección General de Aviación Civil pueden encontrarse con múltiples y variados obstáculos, desde aviones esperando el despegue por otras pistas, hasta depósitos de combustible, edificios terminales o todo el pueblo de Barajas.
¿Se imaginan un accidente de estas características en el que el avión que aterriza se choca contra varios aviones, cargados de pasajeros y combustible, que esperan a despegar? ¿Deberemos esperar a que ocurra una desgracia así para que los irresponsables de AENA y la Dirección General de Aviación Civil decidan operar el Aeropuerto de Madrid-Barajas en condiciones de seguridad según establecen el Reglamento de Circulación Aérea y los reglamentos internacionales de OACI?
También nos hacemos eco del tercer accidente de aviación de importancia en suelo estadounidense en lo que va de año, y que tuvo lugar en el estado de Montana el pasado domingo 22 de marzo. El avión, un Pilatus PC-12 fabricado en 2001 de tamaño pequeño y un solo motor, había partido de Oroville, en California, y tenía como destino original la localidad de Bozeman, donde se cree que los menores iban a pasar unas vacaciones para practicar deportes de esquí, se desvió de su ruta por motivos desconocidos y se estrelló contra el cementerio Holy Cross Cemetery a 150 metros de la pista del aeropuerto Bert Mooney de Butte, según informó la FAA.
En el accidente fallecieron los siete niños y siete adultos que iban a bordo. El suceso comenzó con una caída en picado del morro del avión, justo cuando se aproximaba al aeropuerto de Butte. El presidente en funciones del National Transportation Safety Board ha dicho que su equipo está investigando la experiencia del piloto y si el avión, con 11 plazas, iba demasiado cargado. Al no tratarse de un vuelo comercial el avión no tenía caja negra.
El Aeropuerto de Madrid-Barajas rodeado de zonas densamente pobladas y operado en condiciones de inseguridad es candidato preferente a un accidente de estas características. Operar este aeropuerto en condiciones de seguridad es condición necesaria para evitar una desgracia. Cerrar este aeropuerto y construir uno alternativo que no esté rodeado de poblaciones podría ser condición suficiente para evitar una desgracia.